Las luces se apagan,
los miedos se encienden,
el ruido del aire golpea mi ventana,
y el silencio corre por mis venas.
Soledad, a qué has venido,
a jugar conmigo cuando más lo necesito,
a darme cobijo en la noche de pleno frío,
o a pasar la noche en vela
junto a este silencio que recorre mi sitio.
La noche se hace larga,
el tic-tac del reloj se aprecia,
mientras que las gotas de agua golpean el cristal,
el habitáculo se alumbra con los fuertes relámpagos,
potentes truenos resuenan, retiemblan y encojen mi corazón.
Amo la noche,
adoro el miedo
pero las noches en vela,
los minuciosos ruidos de la soledad,
los respiros del aire avasallan mi corazón
hasta no poder aguantar más,
la cabeza me da vueltas
perdiéndose como aguja en un pajar,
mi piel está muerta de frío,
o será que estoy en el sueño
que me regaló la soledad.
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