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Buenos días. 24 de Diciembre. Aún en la cama, arropada al calor de las mantas no me apetece moverme pero me giro para comerte a besos mientras te das cuenta que ya es la 1 de la tarde. Me deslizo suavemente para no despertarte, mi brazo roza cuidadosamente tu mano, te entrelazo tus dedos grandes y firmes entre los míos, más bien pequeños y delicados. Me voy acercando cada vez más hasta tus labios, cuando siento tu respiración en mi mejilla, es cálida y con pausas prolongadas, algo que me hace sentir segura. Unos pocos centímetros más y ya te puedo besar, sin embargo tu abres los ojos repentinamente, te miro fijamente, nos miramos. Me plantas un beso, aprietas mi mano entre la tuya y me abrazas contra tu cuerpo, ya está, esta es la distancia a la que más lejos te quiero tener. Cierro los ojos como señal de que todo es perfecto junto a ti, pero en cuanto los abro estoy sola, hecha un ovillo a un lado de la cama, mi gata detrás de mis rodillas duerme plácidamente, un escalofrío me recorre todo el cuerpo y se me escapan unas cuantas lágrimas, sin ni siquiera hacer el mínimo ruido.

Tú

¿Alguna vez lo has sentido? Sí, hablo del primer amor. Esa persona que te deja sin aliento cada vez que la ves, ronda por tus pensamientos las veinticuatro horas del día y te duele el corazón de tan fuerte quererla. A la que le prometes un "para siempre" y juras quererla por encima de todo. Por encima de tu vida la proteges y no sabes vivir sin ella, la llamas "amor de mi vida" y deseas pasar con ella hasta el último respiro. Cada latido es por ella y suspiras cada vez que la ves. No sabes qué hacer sin sus besos, anhelas sus abrazos, mueres por sus mimos...la necesitas, por mucho que cambien las cosas con el tiempo, necesitas tenerla cerca de ti y saber que todo va bien, porque pase lo que pase la quieres, y no porque se lo digas, el corazón lo grita. Te quiero mucho.

Otro final más.