24 de diciembre de 2014

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Buenos días. 24 de Diciembre. Aún en la cama, arropada al calor de las mantas no me apetece moverme pero me giro para comerte a besos mientras te das cuenta que ya es la 1 de la tarde. Me deslizo suavemente para no despertarte, mi brazo roza cuidadosamente tu mano, te entrelazo tus dedos grandes y firmes entre los míos, más bien pequeños y delicados. Me voy acercando cada vez más hasta tus labios, cuando siento tu respiración en mi mejilla, es cálida y con pausas prolongadas, algo que me hace sentir segura. Unos pocos centímetros más y ya te puedo besar, sin embargo tu abres los ojos repentinamente, te miro fijamente, nos miramos. Me plantas un beso, aprietas mi mano entre la tuya y me abrazas contra tu cuerpo, ya está, esta es la distancia a la que más lejos te quiero tener. Cierro los ojos como señal de que todo es perfecto junto a ti, pero en cuanto los abro estoy sola, hecha un ovillo a un lado de la cama, mi gata detrás de mis rodillas duerme plácidamente, un escalofrío me recorre todo el cuerpo y se me escapan unas cuantas lágrimas, sin ni siquiera hacer el mínimo ruido.

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